ALZAMIENTO. La historia de Victor Noir por Greatmike

Hola, amigos:

Me ha costado mucho hacer esta introducción, porque no sé de qué manera presentar un post que habla de genitales sin parecer zafio o grosero.

Generalmente se hace referencia a ellos cuando hablamos de la valentía del dueño de los atributos o a su propio tamaño, como el caso que hoy nos ocupa. El quid de la cuestión es que el dueño de los genitales no hizo ningún acto heroico y  los atributos se hicieron famosos bastante después de su muerte.

Una historia francamente curiosa, en la que es necesario conocer un poco el contexto histórico.

Y por ahí empezamos.

En Enero de 1870 la situación política en Francia era de una inestabilidad tremenda. Reinaba Napoleón III, casado con la guapísima española Eugenia de Montijo, que había evolucionado desde el socialismo romántico hasta convertirse en reaccionario y absolutista. La evolución era comprensible desde el punto de vista de un trepador sin escrúpulos, ya que siendo socialista se presentó a las elecciones a la presidencia de Francia y logró ganarlas gracias a sus propuestas renovadoras y su apellido. Una vez las ganó, intrigó lo que hizo falta, dio un golpe de estado, se coronó y decidió apostar por la derecha y el absolutismo.

Aunque a mayor escala, recuerda mucho a la evolución de gente como Jiménez Losantos o el inefable Dragó.

Analizando el asunto ciento y pico de años después, su política interna fue bastante buena. Pero en su época y contexto pasó desapercibida ante los desastres de su política exterior. En ese sentido, su gobierno fue errático, desafortunado y plagado de decisiones cuanto menos pintorescas, como el intento de anexionar territorios en América. Tras coronar al títere Maximiliano como Emperador de Mexico, y anunciar a bombo y platillo el protectorado, los precursores de Pancho Villa y Zapata dejaron en ridículo al ejército francés, los ciudadanos clamaron por su derrocamiento y el monarca vio cómo incluso parte de su familia, concretamente su sobrino Pierre Napoleón Bonaparte, afiliado desde muy joven a la extrema izquierda, también le hacía oposición. En esas circunstancias, la prensa parisina se erigió en adalid de la libertad y persiguió ferozmente a Napoleón III.

Casi todos los diarios pensaban que el fin justificaba los medios, y no dudaron a la hora de publicar noticias exageradas y falsas, intentando acentuar el desgaste del emperador/dictador. El sobrino de izquierdas, Pierre, consideraba que su tío hacía méritos suficientes como para que lo echasen sin necesidad de inventarse nada, y decidió publicar un durísimo artículo en un diario de Córcega, «La revanche«, donde ponía a la prensa de la capital a la altura de Napoleón III en cuanto a sordidez y desvergüenza. El corresponsal de «La revanche» en París, Pascal Grousset, se cuidó mucho de contravenir a su medio, pero a título personal le respondió al Bonaparte de izquierdas en el periódico «La marsellaise«.

El sobrinísimo le dijo de todo menos guapo al director de «La Marsellaise«, Rochefort, por seguir la corriente de los medios parisinos, y muy grave tuvo que ser el insulto porque el periodista exigió un duelo a muerte para dirimir la cuestión de manera definitiva, enviando a sus dos padrinos a casa de Pierre para organizar el evento. Uno de ellos, un joven veinteañero llamado Victor Noir, acudió de mala gana porque se casaba al día siguiente y no estaba para esos pifostios, pero los amigos son los amigos.

Nunca debió aceptar la misión, porque en la casa de Bonaparte las cosas se liaron de tal manera que el sobrino de Napoleón III acabó pegándole un tiro en el corazón, acabando con su vida en el instante.

La prensa decidió olvidar que Pierre era de izquierdas y un opositor a su tío, centrándose en que un Bonaparte había matado a un hombre en defensa de su familiar dictador. El diario «La Marsellaise» se dedicó a lanzar proclamas con titulares como Pueblo francés, ¿no crees que esto es decididamente demasiado? y lograron que casi doscientos mil franceses acudiesen al entierro del desafortunado Victor Noir, convirtiéndolo en un símbolo de su lucha. La familia y los diarios contrataron al escultor Jules Dalou para que hiciese un escultura en bronce conmemorativa en su tumba, lo más realista posible, para que nadie olvidase que un joven periodista había dado su vida por la libertad.

Esa tumba se convirtió en lugar de peregrinación, incluso hoy día es una de las más visitadas del cementerio, y eso es mucho decir porque los restos de Victor Noir reposan en el osario de Le Père Lanchaise, junto a ilustres como Frederic Chopin, Molière o La Fontaine.

El problema es que la razón de su popularidad no es la figura o el recuerdo de Victor, sino su escultura.

Más concretamente su paquete.

Jules Dalou intentó ser lo más realista posible, así que dispuso el cuerpo desplomado en el suelo, a tamaño natural, con la boca entreabierta, las manos inertes, la camisa desabrochada, el sombrero tirado junto a el… y un miembro viril que no llega a culminar una erección, pero anda cerca de la meta. Seguramente desconocía que la última alegría del muerto solo se da cuando se ahorca a una persona, no cuando se la mata de un disparo en el corazón, porque se corta el riego sanguíneo de golpe y sin sangre no hay jolgorio en esa zona.

Como la gente es así, comenzó a correr el rumor de que las mujeres que tenían problemas para concebir dejaban atrás su problema si frotaban el miembro de la estatua de Victor Noir. A partir de ese momento, una interminable sucesión de manos, labios, lenguas y sabe Dios qué otras zonas de la anatomía femenina fueron desfilando, no solo por la entrepierna del periodista, sino también por la boca y la nariz. En las fotos podemos comprobar que las partes preferidas para el frotamiento se mantienen brillantes, mientras que el resto de la escultura tiene el color verdoso típico del bronce oxidado.

El grado de adoración y desvergüenza llegó a tal extremo que las autoridades del cementerio decidieron cercar el monumento mortuorio para evitar actos reñidos con la moral y las buenas costumbres. Con el tiempo constataron que la empresa era inútil y muy peligrosa, ya que algunas mujeres sufrieron diversas heridas al intentar sortear la valla para cumplir con el rito que les daría fertilidad, y decidieron retirar las protecciones dejando la tumba tal y como la vemos en las fotos.

Hasta aquí, la historia del miembro más famoso de Francia.

Los genitales más famosos de España eran los del caballo del General Espartero, hasta la llegada de Nacho Vidal.

Y eso da qué pensar.

Besos a tod@s.

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Comments (

5

)

  1. slumdar

    Usease…que digan lo que digan, el tamaño es el tamaño.

    Dado que uno va llegando a una edad imprecisa en ese sentido, me conformaré pensando que an no he llegado al sumun…(aunque si es preciso pasar por un tiro en el corazón,…virgencita, que me quede como estoy).

    😉

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  2. capo

    y el cipote de archidona….

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  3. Rodolfofierro

    La verdad es que con la mancha en el pantalón y la cara de satisfacción que tiene…

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  4. flagrant

    Hoy en el 13t mientras debatía de dioses por aquí hablábais de cipotes.

    Adoremos al señor…

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  5. docass

    Leyendo el post me ha venido a la mente que Jim Morrison también esta enterrado en Père Lachaise y que también hay muchos que peregrinan a su tumba. Lo que no sé, es si se frotan o no…

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